sábado, 29 de septiembre de 2012

España, año cero.

¿Por qué la furia de la crisis que nos azota a los españoles es tan devastadora? ¿Por qué ni PP, ni PSOE, ni IU, ni UPyD, ni Sindicatos, ni Nacionalistas, ni Independentistas ni ningún político de este nefasto país, políticamente hablando,  se atreve a explicar a los ciudadanos qué ha pasado?  Ante semejante actitud, solo nos queda pensar, que desde los inicios de nuestra Transición Democrática, la inmensa mayoría de los responsables políticos han hecho de la pereza intelectual su marca de identidad.
Hagamos memoria un poco, a ver si nuestro sentido común nos ofrece una explicación lógica.
Podemos decir que todo comenzó el 4 de febrero de 1988, cuando Carlos Solchaga, el entonces Ministro de Industria pronunció, ante una caterva de grandes empresarios y banqueros,  aquellas palabras: “España es el país donde en el futuro se puede ganar más dinero a corto plazo de Europa y quizá del mundo. No sólo lo digo yo: es lo que dicen los asesores y expertos bursátiles”. O sea, que España se convertiría en un país donde solo los imbéciles no podían ser ricos o vivir convencidos de que lo eran.
Después de aquello, se implantó en España la cultura de la fortuna súbita o del pelotazo, y de la Picaresca para conseguirla, en la que bandas de pillos, canallas, golfos y sinvergüenzas se han estado comiendo las uvas del  pobre ciego. 
De repente, y a todo lo largo y ancho del territorio español,  irrumpió la corrupción en la vida política española, como la esencia misma de la picaresca: yo te financio los gastos electorales y tú me recalificas el suelo de tu ayuntamiento declarándolo urbanizable. Así, hemos llegado a casos esperpénticos como el de Seseña, con más de 13.500 pisos construidos gracias a la generosidad de políticos y banqueros, que concedieron  las recalificaciones de terrenos los primeros, y los suficientes créditos los segundos a un analfabeto pero pícaro llamado Paco el Pocero (pocero es el desatascador de alcantarillas, alguien que vive de los excrementos).
Todo se complicó aún más, cuando la  inmensa mayoría de los españoles  solo aspiraban a ser Paco el Pocero. Como prueba de ello, cientos de jóvenes  renunciaron voluntariamente a su educación al calor del ladrillo,  y bajo la consigna del ¡compra! ¡compra!, los cuales han hipotecado totalmente su futuro. ¿Por qué esforzarse cinco o más años para ser médico o ingeniero, si depositando sus tres primeros sueldos en un banco o caja de ahorros, les concederían un préstamo hipotecario a 30 ó 40 años, y podrían comprar de inmediato un piso, un coche, un televisor de alta definición y el iPhone de última generación? Nunca un país vio una deserción escolar tan grande en tan poco tiempo. Eso sí, los partidos políticos han creado una gran bolsa de ciudadanos dispuestos a formar parte de sus listas, ya que es en el único sitio de trabajo donde no se les exige ningún tipo de conocimientos.
Todos sabemos que una ciudadanía inculta es más fácil de dominar.
Mientras tanto los mercados fueron poco a poco esclavizando a toda la población, con el beneplácito de nuestros gobernantes, hasta llegar a ejercer esta durísima dictadura que estamos padeciendo, desde la cual comenzó a escribirse nuestra tragedia.
Frases como la del Ministro de Hacienda Montoro cuando estaba en la oposición, dieron la vuelta al mundo, cuando dijo públicamente, entre risitas, aquello de: “dejemos que España caiga, ya la levantaremos nosotros”. Tampoco lo hacía mejor el ahora patriótico Luis de Guindos, hoy ministro de Economía y Competitividad, y que cuando era máximo representante de Lehman Brothers en España y Portugal, y consciente y sabedor de las investigaciones realizadas por la Reserva Federal de Estados Unidos, que acusaban a las agencias de calificación norteamericanas de haber falseado la situación del banco que luego quebró y arrastró a todo el sistema financiero, no advirtió al anterior Gobierno español de los alcances del aluvión que se nos venía encima. Parece como si por este silencio patriótico del Guindos este, que por supuesto ayudó al PP con la caída de Zapatitos, el Gobierno actual lo hubiera premiado nombrándole ministro, o ¿es que los mercados necesitaban meter una zorra en el gallinero para así poder continuar con la estafa?
Una nueva despensa se abrió para la voracidad de los mercados. España sacó a la venta su deuda pública. Con el dinero recibido por el Gobierno, los bancos, en lugar de mantener las líneas de crédito que hubieran sido la salvación de muchas pequeñas y medianas empresas, o de revisar los créditos hipotecarios y no pasar violentamente al embargo de las propiedades de los que no podían seguir pagando, se dedicaron a comprar deuda pública al 5, 6 y 7% de interés. La especulación contó con la inapreciable e impecable ayuda del Estado, con el dinero público.
Las arcas fiscales se agotaron a pocos meses del fin del Gobierno de Zapatitos, y los mercados seguían con hambre y entonces intervino el Banco Central Europeo concediendo préstamos al 1% de interés, y sin la menor investigación sobre el estado real de salud de los bancos españoles que los recibían. Y los mercados siguieron engordando: con ese dinero conseguido al 1% de interés, con el aval del Estado, se dedicaron a comprar más deuda pública española a los intereses más altos pagados por España en toda su historia.
Pues sí amigos/as. España seguía siendo el mejor país de Europa y del mundo para ganar dinero a corto plazo.
Mientras que el país de los eufemismos, en el que el asco frente a la corrupción se le llama “desafección de la política”, se hundía poco a poco en la ciénaga del desempleo, los ejecutivos y directores de los bancos y Cajas de Ahorros preparaban sus retiros auto otorgándose indemnizaciones millonarias ante la impavidez de nuestros clase política, la cual  a muchos ya no nos cabe la menor duda, que única y exclusivamente están al servicio de los mercado, y que solo defienden los intereses de los especuladores.
 Recortes a la educación, recortes sanitarios, más despidos presentados como “ajustes”, y silencio absoluto frente a los nuevos escándalos de corrupción, robo, estafa, cometidos por instituciones como ¬Bankia, un banco que, tras presentarse como la institución financiera más sólida, hoy amenaza con hacer estallar todo el sistema financiero.

Entonces, ¿cómo afectó la crisis al sistema financiero español? Simplemente dejó de ganar mucho, pero en ningún caso dejó de ganar. Esa es la realidad.
En definitiva, durante las últimas elecciones nos preguntaron si queríamos ser ciudadanos o consumidores, y gran parte de la sociedad se decidió por lo último y otorgó una aplastante mayoría absoluta a esta banda que nos gobierna. Ahí están las consecuencias de nuestra mala elección.
Al final y desgraciadamente las proféticas palabras de Solchaga se cumplieron una tras otra.
Que Jesús de Nazaret y señora nos cojan confesados.

Post  sacado de Le Monde Diplomatique  escrito por Luis Sepúlveda. http://www.monde-diplomatique.es/?url=mostrar/pagLibre/?nodo=6d1ef750-1296-4611-8583-3c670a6cacf1

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