sábado, 24 de agosto de 2013

Animales humanos gasean con Sarin a cientos de inocentes.

Pues si amig@s, y al más viejo y puro estilo nazi.
¡Hay Siria! Tierra de penas y sufrimientos.
¿Qué has hecho para merecer esto?
Una vez más hemos perdido el camino de regreso, para comenzar de nuevo.
El horror ha conseguido retratar en Siria la crueldad de una guerra que no entiende de límites, donde la  brutalidad humana florece con todo su esplendor.
La desolación vivida en Ghuta se volvió especialmente frustrante ante el hecho de que a apenas a diez kilómetros se encuentre el hotel donde residen los enviados de la ONU que se encargan de verificar el uso de armas químicas, y que a buen seguro, alguno de los paises a los que pertenecen serán sin duda los que les haya vendido esas armas químicas para cometer esta salvajada.
¿Sabíais que los 5 países de la ONU con derecho a veto más Alemania, son a la vez los principales productores de armas en todo el mundo?
Desgraciadamente estamos recogiendo lo que hemos estado sembrando durante décadas y décadas en estos países llamados de oriente próximo, y que muchas organizaciones no gubernamentales llevan denunciando sistemáticamente durante años y años. Pero claro, este no es nuestro problema, ¿verdad?
En fin amig@s, mi desolación es extremadamente amarga ante tanto egoísmo y sinrazón
Qatsi.

domingo, 4 de agosto de 2013

A las 20:41 h.


Miro por la ventana y veo que ya estamos en los andurriales de la ciudad.
Apago el portátil.
Hoy es un día especial.
De pronto se escucha un estruendo monumental.
Mi cuerpo comienza a rodar cual dado en un cubilete.
El pánico se apodera de todo mi cuerpo.
Golpes y más golpes, hasta que se hace el silencio.
Al fondo oigo a alguien que llora.
Noto que algo se mueve levemente a mi lado.
Poco a poco voy abriendo los ojos.
Hace mucho calor.
El fuego sigue expandiéndose lentamente.
¿Dónde está mi pierna, jodeeeer?
Mi corazón se queda en el vacio de la nada.
Ya tengo claro mi destino.
El llanto y el crujir de dientes se apoderan de mí.
Mientras miro extasiado la danza de las llamas, pasan por mi mente algunas estampas de mi vida.
Vuelvo angustiado al punto de partida.
Qué triste ha sido en realidad mi insustancial existencia.
Ojala hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, y no a lo que los demás esperaban de mí.
Siendo libre….., elegí la esclavitud.
Mi mente ha estado en eterna enfermedad desde mi nacimiento.
En este momento, destrozado y agónico, percibo cosas que nunca había sentido.
¡Adiós!
El lugar, a 24 de Julio de 2013.
Qatsi.
 
Fotografía: http://gothicpoeta.blogspot.com.es/2013/06/angustia-y-miedo.html

domingo, 12 de mayo de 2013

Cuando la hipocresía crea puestos de trabajo.

Muchas veces me he preguntado de donde ha salido toda la ropa que tengo.
A día de hoy no está clara la cifra de muertos que aparecerán cuando terminen las labores de desescombro del edificio de 9 plantas que se hundió el pasado 24 de Abril en Bangladesh. Lo que sí sabemos es que hasta la fecha han rescatado ya más de un millar de cadáveres.
Este abrazo de la muerte, capturado por la fotógrafa Taslima Akhter que retrata a dos personas abrazadas entre los restos del edificio, me ha dejado con una congoja que no os podéis imaginar.
Firmas como Zara, Mango, El Corte Inglés, Cortefiel, Primark, Bon Marché, Joe Fresh,  Benetton, etc, etc, ocultan quienes producen su ropa y les importa un pimiento si se cumplen o no sus códigos de conducta. Ni si quiera proporcionan en sus memorias anuales un listado completo de proveedores, sino que sólo facilitan las zonas de procedencia de sus fabricantes.
¿Sabéis? Cualquiera de nosotros podríamos llevar puesta en estos momentos una prenda de vestir fabricada por alguna de esas personas que ha muerto en este desastre. Me aterra solo el pensarlo.
Es desalentador que por la fuerza nos sigan instalando la hipocresía entre nosotros. Nos hacen fingir comportamientos, nos desvirtúan nuestros pensamientos, nuestras cualidades y nuestros sentimientos, hacia los que nunca pensábamos que íbamos a llegar. Fingimos y nos mentimos a nosotros mismos. Nos alejamos cada día más de nuestra VERDAD con mayúsculas. Nuestra personalidad se irá degradando cada día más hasta que dejemos de desarrollar herramientas para intentar que no sucumba definitivamente, y a la postre no nos permita ni emitir nuestro propio juicio lo más cercano posible a la realidad, y vivir conforme consigo mismo, que para mí es una de las cosas más importantes a que un ser humano puede aspirar.
Valga este post para que por lo menos no se intente esconder  la podredumbre de nuestra sociedad.
Qatsi.


La fotografía la he tomado prestada de la página: 

https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10151438267423406&set=a.10151438265488406.1073741830.633303405&type=1&theater

sábado, 6 de abril de 2013

Por la cándida adolescencia.

Conozco una canción de África, que habla de la jirafa y de la luna nueva africana descansando sobre su lomo, de los surcos en los campos de cultivo y de las caras sudorosas de los recolectores de café. ¿Acaso conoce África una canción que hable de mí? ¿Se agitará el aire sobre la llanura con un color que yo he llevado? ¿O tal vez los niños inventarán un juego en el cual figure mi nombre? ¿Formará la luna llena una sombra sobre la grava del camino que se parezca a mí? ¿O tal vez me buscarán las águilas de las Colinas de Ngong?
Hoy ha llegado el correo y un amigo me ha escrito lo siguiente: “Los Masai han informado al Comisario del distrito de Ngong que muchas veces, al alba y al crepúsculo, han visto leones en la tumba de Finch-Hutton. Un león y una leona llegan hasta allí y permanecen en pie o echados sobre la tumba durante largo tiempo. Después de irte tú, el terreno que rodea la tumba fue nivelado, formando una especie de terraza. Supongo que aquella elevación constituye un lugar ideal para los leones. Desde allí pueden observar toda la pradera, y el ganado y la caza que hay en ella”.
A Denis le gustará saberlo.
Tengo que acordarme de contárselo.
Karen Christenze Dinesen

viernes, 29 de marzo de 2013

Escrachadores.

-¡Señorías! Los  ciudadanos se están revelando.
- ¡Despídanlos!
- Ya no tienen trabajo Señorías .
- Pues, ¡córtenles las ayudas!
- No podemos Señorías, no reciben ninguna.
- ¡Hacedles pagar por la educación y la sanidad!
- Ya lo hacen Señorías.
- Pues, ¡Quítenles sus casas!
- Imposible, ya no tienen.
- Pues entonces Señorías, estamos perdidos.

Qatsi.

Viñeta de El Roto.

domingo, 24 de marzo de 2013

Cuento oral africano: Hambre y Saciedad.

Publicado por David García Alamilla en diariosur.es  
En el seco, cruel y devastador desierto de salvaje austeridad, extremoso en los días de sus noches, una madre de mirada gacha y perdida en el polvo ocre, desfalleciente, desesperanzada, triste, acoge a un niño, su hijo, en sus brazos, haciendo de ellos y de su cuerpo encorvado, una protección, una muralla, un cortafuegos al viento incendiado que rezuma de la tierra elevándose del polvo derretido, o un cortafríos a la ventisca helada de las noches de descanso escaso y pensamientos más negros que su negra piel de ébano.
El niño tiene hambre. Ella lo sabe. Tiene hambre como todos los niños de vientres abultados de vacío, de injusticias y de vergüenza que llenan el campamento improvisado con sus lloros y lamentos, con las bocas abiertas, arracimadas en las comisuras moscas como un tumor viviente y ávido, lamiendo, voraces, con sus largas y filiformes lenguas pilosas la humedad salada que resbala por las mejillas brunas, o la escasa saliva blanca que se filtra a través de los blancos y diminutos dientes.
Mientras tanto, sus padres, el que lo tenga y no haya terminado aún de pasto de los numerosos carroñeros, terrestres o aéreos, que merodean por aquellas soledades, están librando una de esas guerras civiles que se suceden sin solución de continuidad, que van heredándose de padres a hijos, de generación en generación como una maldición bíblica, como algo de lo que se ha perdido el sentido por trivial, si alguna vez lo tuvo, el porqué, la razón, algo de lo que ya ni se habla, dándolo por hecho, formando parte del paisaje. En el mundo hay guerras, siempre las ha habido, y ya está.
Además, ¿qué le importa a ella como acabará, si no acabó ya, el padre del niño que mece en sus brazos? ¿Acaso lo conoce ella? Cualquiera de aquellos soldados que una noche de hace cinco años, una noche como fueron otras muchas, con pesadas armas en las manos entraron como bestias de corazones rebosantes de crueldad y frío en las chozas haciendo salir a todas las mujeres para violarlas alternativamente y matando por puro capricho a algunos hombres que no habían hecho otra cosa más que resignarse en silencio.
De todas aquellas orgías de maldad tuvo varios embarazos y otros tantos alumbramientos de los cuales sólo aquel retoño que abrazaba contra su pecho de ubres secas era el único tallo tierno (aún con vida) de toda una suerte de desgraciados ramales que dio su fecundo vientre.
Todo el campamento era una misma historia, su historia. Todo el campamento estaba lleno de madres con hijos hambrientos en sus senos exhaustos, hijos del abuso, del odio, de la crueldad y el dolor. Casi ninguno del amor. Eran hijos de todos los hombres del país, zona, lugar, pedazo de tierra o lo que fuere, hijos de una tribu o de otra, de una etnia o su complementaria, de una facción o su contraria, daba igual, todos hijos bastardos salidos de las arenas inclementes del desierto.
-Mamá, ¿de dónde viene el hambre?- preguntó aquella talla pequeña y negra, como un ídolo, salida de sus entrañas.
La madre lo miró con indiferencia sin saber y sin tener ganas de contestar.
-¿Por qué tengo hambre? -insistió el niño.
La madre levantó la mirada y vio al milano cazador trazar círculos recortado en el azul poderoso, y al buitre planeador de largas alas dentadas en su paciente espera, y recordó la tarde en que la sombra de otro, reptando oscuro por la tierra, alteró los pulsos infantiles de los niños (sí, alguna vez ella fue niña, recuerda) que bajo la sombra del árbol en donde solían escuchar las enseñanzas de las Escrituras del Sagrado Libro, oyó el cuento del Hambre y la Saciedad, que con benevolencia les contaba el maestro, que iba de aldea en aldea aventando en lo posible las semillas del conocimiento, por si alguna llegara a fructificar como oasis en el desierto.
El recuerdo del maestro la animó a hablar:
-Pues verás -empezó la madre-, un día que Hambre y Saciedad, que eran muy amigos en aquella época llegando a ser casi inseparables, no como ahora, iban paseando por un valle en donde crecían árboles cargados de frutas, vieron como un genio se paraba frente a una piedra grande que estaba, justamente, a la sombra de uno de estos árboles. Entonces el genio se detuvo y gritó, fuerte, unas palabras mágicas que hicieron que la piedra se moviese….brrruuu….. sí, y es que en aquella época en que Hambre y Saciedad iban juntos por la tierra, las piedras se movían y muchas más cosas fabulosas y buenas ocurrían. Bueno, pues entonces como te decía rodó la piedra dejando paso a un estrecho y oscuro túnel en donde penetró el extraño duende, tras lo cual la piedra, ella sola como antes, volvió a su lugar como si nada hubiese pasado.
Los amigos, como comprenderás, se quedaron maravillados y sorprendidos, y decidieron esperar a que saliese el duende para entrar ellos en la cueva, ya que sentían gran curiosidad por lo que aquel pudiera ocultar allí; ¡seguro que grandes tesoros!, y es que era normal que los duendes escondieran cofres llenos de oro y joyas en las entrañas de las cuevas.
Al cabo de un rato oyeron de nuevo el sonido pedregoso de la piedra surcando la tierra, y vieron al duende salir de la oscuridad a la luz, y alejarse presuroso, porque los duendes siempre llevan prisa, no sin antes comprobar que el enorme canto volviese a su lugar, como así ocurrió. Entonces cuando vieron que se perdía de vista, pronunciaron las palabras mágicas Hambre y Saciedad, y entraron a su vez y….. ¿sabes que encontraron allí? Pues mucha comida, ¡sí!, muchísima, de todas clases y de todos los lugares del país. Así pues comieron carnes sabrosas de todo tipo de animales así como de aves, y frutas, y también cereales y leche y miel y todo lo que puedas imaginar…..Pero ocurrió que mientras Saciedad se hartó pronto del festín, sintiendo su estómago lleno y pesado, Hambre, por mucho que comía, no se satisfacía nunca, por lo que el primero empezó a sentir temor a que volviera el duende y los sorprendiera allí. ¿Y entonces qué? ¡Quién lo sabe! Nadie, aunque rumores corrían sobre la crueldad que demostraban los duendes contra los ladrones de sus riquezas. “Vamos Hambre, marchémonos ya, el duende debe estar al llegar, vamos te digo”, le acuciaba su amigo. Pero Hambre no podía parar de comer, ¡a saber cuándo se presentaría otra oportunidad como aquella de comer tantos y tan ricos manjares, ni hablar! Pero se hizo de noche y a Saciedad le dio miedo de verdad por la vuelta del duende que creía estaba al caer. Así pues, después de intentar por enésima vez convencer a su amigo de que se marcharan no consiguiendo más que el mismo aplazamiento sin fin, decidió irse él solo.
Y….¡en efecto! Al poco de salir corriendo de allí, ¿sabes quién llegó?….¡El duende! Sí, y se enfadó mucho al ver al intruso, a Hambre, e intentó matarlo con su cuchillo. Pero Hambre, cuando estaba a punto de ser rebanado su cuello como un pollo, esquivó al puñal y echó a correr hacia la entrada de la cueva de la que salió afuera perseguido por el duende. Y así estuvieron corriendo durante muchos días, Hambre delante, cada vez más cansado, y el duende detrás que ya le daba alcance. Entonces cuando ya Hambre casi podía sentir el aliento del duende sobre su espalda, éste vio como un hombre bostezaba y arrojándose desesperado, ya casi alcanzado por el duende, se introdujo en la boca del hombre viniendo a vivir desde entonces en todos nuestros estómagos para siempre.
Y, por eso, hijo, tienes hambre.
El niño estaba maravillado por la historia que su madre le había contado. No se le ocurría nada que decir. Sintió a Hambre en su estómago y comprendió que no quisiera salir de allí nunca por miedo a que lo matara el duende.
La tristeza, después de la breve excitación que el cuento, como a todos los niños, le había producido, retornó a su expresión, espejo de su alma, hasta que, en un momento de infantil y oscura intuición, formuló la pregunta clave que había asaltado su mente como un chispazo de luz en la noche:
-¿Y Saciedad, donde está?
-¿Saciedad? Saciedad se marcho al Norte y ya no volvió.

(http://blogs.diariosur.es/elpanoptico/2006/09/16/cuento-oral-africano-hambre-y-saciedad/)
Fotografía: http://www.unicef.es/category/tags-de-entradas-de-blog/somalia

domingo, 6 de enero de 2013

martes, 1 de enero de 2013

Trabajo = Fuerza x Desplazamiento.

Cuando me enseñaron que el trabajo era igual a la fuerza por el desplazamiento, siempre me preguntaba de donde salía el salario. Ahora que se ha demostrado que el trabajo es el desplazamiento hacia el INEM por la fuerza, ya no me pregunto nada.
Querid@s amig@s, os deseo de todo corazón que para este 2013 encontréis trabajo todos los que no lo tengáis y que conservéis el ídem los que lo tengáis.
Chin, chin con cava de Almendralejo.
Qatsi.