viernes, 25 de mayo de 2012

Absoluta indiferencia.


Desde mi más absoluta indiferencia ante todo, día tras día me voy abandonando cada vez con más frecuencia al aburrimiento y a la rutina.
Mi decadencia es tan manifiesta que supongo que pronto caeré definitivamente en manos de la apatía, y por inercia me sumiré en una profunda inactividad.
Estoy cansado y asqueado ya de políticos, de banqueros, de hipócritas, de corruptos, de avaros, de países criminales que trafican con armas, de ladrones de guante blanco, de conformistas, de borregos, de paraísos fiscales, de muertes de seres humanos permitidas en países del tercer mundo, en definitiva de las INJUSTICIAS que los animales humanos estamos cometiendo sistemáticamente todos los  días.
Me miro al espejo y ya no me reconozco, ya no veo a la persona que veía hace algún tiempo. Poco a poco me voy derrumbando y lo malo es que no hago nada para evitarlo.
Creo que debería reaccionar, pero tengo la sensación de estar agotado física y psicológicamente y eso me impide responder.
Cuando termina el día solo me quedan ganas de pensar que la vida es insulsa y sin sentido.
Siento deseos de huir, irme lejos, muy lejos, y esconderme incluso de mi mismo. Comienzo a tenerme miedo.
Me siento prisionero de mi mismo y esclavo de mi mente, que me domina y no me deja ser yo. Intento entender, pero lo único que consigo es hundirme cada vez en un maldito silencio, que me deja frente a todo aquello que siempre he temido.
Qatsi.