domingo, 13 de marzo de 2011

183.- Cuestión de confianza.

Un experimentado equilibrista tendió un largo cable de acero entre las orillas de un acantilado. Quería demostrar a la ansiosa multitud que allí se había congregado la habilidad que poseía para andar por encima de un cable de acero de apenas 3 centímetros de diámetro.
Entre aplausos y un gran bullicio, el equilibrista se acercó al principio del cable y preguntó:
¿Creen que puedo cruzar al otro lado caminando por el cable?.
A lo que la multitud contestó con un sí aplastante.
Cogiendo una carretilla de mano volvió a preguntar el artista:
¿Creen ahora que puedo cruzar al otro lado llevando una carretilla?
¡Siiiii!, fue otra vez la contundente respuesta de la multitud.
Entonces el equilibrista preguntó:
¿Quien de entre vosotros sale voluntario para subir a la carretilla?
Entonces, se hizo un silencio sepulcral entre la multitud. Todos se estremecieron. Todos temieron por sus vidas. Todos creían en el equilibrista siempre y cuando no pusieran en juego su seguridad personal. En realidad ni creían, ni confiaban en él. Todo era una pantomima.
Entonces, de entre la multitud surgió un niño, que rápidamente corrió y se subió a la carretilla.
La gente comenzó a increpar e insultar al equilibrista para que hiciera bajar al niño.
Ante el asombro y el griterío de la multitud, el equilibrista comenzó andar por el cable con el niño subido en la carretilla llegando sin novedad al otro lado del acantilado.
Nada más bajarse el niño de la carretilla fue preguntado si no había tenido miedo. A lo que el niño respondió:
Siempre he confiado con todo mi corazón en mi papá.
Lo peor de educar con métodos basados en el temor, la fuerza, y la autoridad, es que se destruye la sinceridad y la confianza, y sólo se consigue una falsa sumisión.
Hay mucha gente por ahí, que cree que la confianza es un sentimiento que nace fuera de nosotros, cuando en realidad es al contrario, nace desde nuestro interior, su crecimiento y desarrollo está muy ligado a las relaciones que mantenemos y a las respuestas que obtenemos en ellas. Por ello, es muy importante seleccionar, cuidar y mimar a las personas con las que nos solemos rodear. ¡Ah! y algo muy importante, hay que apartarse de esas personas que nos manipulan y minan nuestra confianza y, por tanto, nuestra autoestima.

Pd.: El relato es una adaptación personal de un cuento que leí hace tiempo y que ahora no recuerdo quien lo publicó.