viernes, 4 de junio de 2010

158.- El brazalete y el perfume.

Hubo una vez una profesora de 5º, que siempre que iniciaba el curso lo hacía contándole una mentira a sus alumnos. Ella les aseguraba que siempre trataba a todos los chicos y chicas por igual.
Este curso y en la primera fila se sentaba un niño desarrapado, sucio, andrajoso, que a veces olía hasta mal, y era bastante desagradable.
Este niño casi no se relacionaba con nadie pues todo el mundo le daba de lado, y la maestra no hacía nada para integrarlo dentro de alguno de los grupos de juegos, que se formaban en los recreos por temor a las posibles quejas que pudiera recibir de los padres, por mezclar a sus hijos con este chico.
Cuando le entregaba sus tareas corregidas, la maestra acrecentaba aún más la situación de este chico, porque se las remarcaba con un gran cero en rojo, lo cual servía para que los demás niños se mofaran de él.
Un día, ya cansada del retroceso que experimentaba día a día este niño, pidió su expediente para incluir un informe desfavorable dirigido a la dirección del centro escolar, para intentar quitárselo del medio. Los maestros tenían la obligación de leerse los expedientes de sus alumnos al comenzar el curso, pero la dejadez de esta maestra ante este niño, hizo que no lo hiciera hasta bien avanzado el curso y por los motivos ya reseñados, si no, incluso ni lo hubiera leído.
Su profesora de 1º había escrito: “Es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales, es un placer tenerlo cerca".
Igualmente su profesora de 2º escribió: “Es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su casa debe ser muy difícil".
La de 3º escribió: "Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. Trata de esforzarse, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas".
Por último su profesora de 4º escribió: “Se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones se duerme en clase".
En este momento, su maestra apenada consigo mismo, comenzó a comprender el porqué de muchas cosas, asumiendo el error que había cometido, y cambiando totalmente su actitud hacia aquel chico.
El día en el que comenzaban las vacaciones de Navidad, todos los alumnos se presentaron con un regalo para la maestra, y ella comenzó a sentirse mal cuando sus alumnos les llevaron sus regalos de Navidad, envueltos en papel brillante con preciosos lazos, con respecto al que le entregaba este chico triste y solitario. Su regalo estaba mal envuelto con un papel amarillento, que él mismo había cortado de una bolsa de papel.
Le dio pánico abrir ese regalo delante de los otros alumnos. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con sólo un cuarto de su contenido.
Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete, mientras se lo probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca.
El chico al ver aquello, y con lágrimas en los ojos dijo: “Sra. maestra, en el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá".
Seguramente fue el mejor regalo, que recibió aquella maestra en toda su vida profesional.
Nota: Esta historia es una adaptación de otra, que escribió Marian Benedit titulada “La maestra Rodríguez”.
Ilustración: Cuadro de John George Brown

2 comentarios:

  1. Qatsi,ha sido un placer encontrarme con tu blog.Es una maravilla.Totalmente de acuerdo con la descripción del título.
    He leído algunas entradas y tienen un fondo y una forma muy decriptiva e impactante.
    Seguiré tu trabajo desde hoy.
    Un abrazo, paisano extremeño.

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  2. Pues, muchas gracias Carlos por tus halagos, y me alegra que te haya gustado mi Blog.
    Te doy la bienvenida a este espacio en el cual como podrás ir comprobando, suelo reflejar nuestra cotidianidad, poniéndole en muchos casos a mis post, un toque de humor e ironía.

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