domingo, 30 de marzo de 2008

64.- Perder la libertad

Aquí os dejo un artículo sobre el consumo de drogas por nuestros adolescentes, escrito por Julia Navarro en la publicación semanal "Mujer hoy". Me parece muy interesante y que muchos padres deberíamos y debemos de leer, y más sabiendo que en cualquier parte de España corre la droga como si fueran caramelos.
Nosotros los adultos tenemos la obligación de informar y ayudar a nuestros adolescentes en este delicado campo, porque a esas edades son muy vulnerables.
Este artículo no es más que una llamada de atención para que los padres estemos alertas, y no dejemos todo este asunto solo en manos de nuestras autoridades.
Pues bien, ahí va el artículo:
-Verán, me pregunto si de verdad los gobiernos quieren acabar con el problema de la droga. Dirán ustedes que por qué digo esto, pero es que hace unos días, hablando con un grupo de adolescentes, me contaban cómo comprar droga es más fácil que adquirir un bolígrafo en la tienda de la esquina, y como los camellos acuden puntuales a los alrededores de los colegios para vender su macabra mercancía. Lo que lo chicos me dijeron es que el que no se droga es porque no quiere, no porque no pueda, y que la droga está al alcance de cualquiera. Cuando les pregunté por esos policías-tutores que se acercan a los colegios, todos sonrieron y me miraron como si fuera medio tonta. "¡Pero en qué mundo vives! -me dijo un chiquillo de 15 años-. ¡Los camellos, en cuanto les ven, se van corriendo!".
Puestos a contarme, me explicaron que algunos chicos deciden convertirse a su vez en camellos, para así sacarse un dinerito extra y poder tener lo que sus padres no quieren, o no pueden comprarles, como por ejemplo, el último iPod de moda, la maquinita de última generación para matar marcianos, un teléfono móvil que, además de servir para llamar, tenga cámara de fotos, de vídeo, grabadora, internet.... Lo peor es que me lo contaban sin tener ningún sentimiento de que la droga sea algo perverso. Simplemente está ahí y no creen que les haga daño. Además con esa suficiencia que tienen todos los adolescentes, me decían que uno puede controlarla, que no es verdad que enganche, que eso es propaganda de los mayores.... Sólo se me ocurrió un argumento para explicarles por qué drogarse es en sí una contradicción con sus ansias de libertad: la droga lo que hace es embotar y quitarle a uno la voluntad, se deja de ser libre para depender de una sustancia que, en definitiva, está enriqueciendo a algún o algunos sinvergüenzas.
No sé si me escucharon, ni si alguno reflexionará sobre lo que les dije. Si sé que hay miles de jóvenes que tienen un comportamiento casi heroico al rechazar la droga. Pero de estas cosas no se habla en la campaña electoral; los políticos están muy ocupados mirando hacia el otro lado. Y aquí somos tan modernos que hemos llegado a la conclusión de que la libertad también pasa por poder destruirse cuándo y cómo se quiera. Lo malo es que permitimos que adolescentes, casi niños, utilicen mal esa libertad. Por eso, he llegado a la conclusión de que, de verdad, nadie está haciendo nada o casi nada para acabar con el tráfico y la venta de drogas. Es un negocio, caiga quien caiga.-

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