domingo, 29 de mayo de 2011

193.- Estado de coma.

Interior. Quirófano. Operación a corazón abierto. Sobre la mesa de operaciones, un paciente con roturas múltiples, traumatismos generalizados y colapso general del sistema tras haber sido arrollado por una crisis, atracado por una banda de gángsters de la Banca que le dieron una paliza brutal y rematado con una puñalada trapera y por la espalda por toda una clase política. Y encima acaba de caerle sobre la cabeza una urna electoral que le ha provocado otro traumatismo craneal severo porque se ha enterado de que en la próxima operación, le van a operar los mismos médicos pero con una bata de otro color.

Pero vayamos a la presente operación. Dos equipos de cirujanos asisten al quirófano: uno con bata roja que se está volviendo negra por las salpicaduras de sangre reseca de las fallidas operaciones previas; otro con bata azul impecable porque se han cuidado mucho de no manchársela tocando al paciente, aunque algunos tienen que esconder detrás de la espalda los guantes esterilizados porque los tienen manchados de una sustancia pegajosa llamada Gürtel.

Pasan los minutos pero nadie interviene. Los cirujanos de bata roja están enfrascados en una discusión: ¿lo opero yo o lo operas tú? ¿Por qué no hacemos un congreso de médicos para decidirlo? ¿Congreso? ¿Y por qué no unas primarias mejor? ¡Hagamos un congreso para decidir si hacemos un congreso o unas primarias!, apunta otro. ¿Y por qué un congreso para decidir si hacemos un congreso o unas primarias y no unas primarias para decidir si hacemos un congreso o unas primarias? ¡Hagamos un congreso con primarias!, resuelve otro. ¡No, hagamos un congreso primero para hablar primero de cirugía y después unas primarias para decidir quién es el cirujano jefe!, ataja otro. ¡Yo haría primero las primarias, que por algo se llaman primarias, o sea, que van primero, y con el equipo de cirujanos que salga elegido, hacemos el congreso!, concluye otra voz. ¿Y no deberíamos escuchar al paciente que lleva varios días manifestándose?, pregunta el más atrevido. Y ante la opción de que el equipo rojo escuche esta propuesta inaudita y peligrosa, el equipo azul interviene, pero no al paciente sino en la discusión: lo que tenéis que convocar no es un congreso ni unas primarias sino unas elecciones anticipadas. ¿Anticipadas a las primarias o al congreso?, pregunta un gracioso lo cual sume en el caos a los dos equipos de médicos.

El paciente sufre una nueva hemorragia interna. Telefónica anuncia hoy que se ha replanteado sus despidos: en vez de 6.000, echará a 8.500. Es su alegre forma de celebrar su año récord de beneficios. Entra en el quirófano un juez que anuncia que está investigando al equipo de cirujanos de bata azul por financiación ilegal en Valencia y por haber defraudado al fisco hasta 2,5 millones de euros. Una urna cae del cielo de Valencia y aplasta al juez. El paciente pierde 2,5 millones de hematíes y entra en coma.

Ningún cirujano se entera porque están sumidos en su trascendental discusión. Tiene que hacerse cargo un médico experto en diagnósticos, representando a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que le toma el pulso y anuncia que el paciente estará en coma 15 años. A su lado el secretario de Estado de Economía que también asesora le quita importancia: “los jóvenes no tienen de qué preocuparse, en 10, 20 ó 30 años estarán mejor”. El paciente despierta del coma al oír la frase y responde: no sé si estaré mejor, pero seguro que ya no estaré joven. Eso me deja mucho más tranquilo.

Una enfermera aprovecha que ha despertado para preguntarle su última voluntad al moribundo. En un último esfuerzo titánico consigue susurrar tres palabras: Democracia… real… ya… La enfermera pega la oreja para escucharle pero no oye nada: los cirujanos han empezado a luchar con los bisturíes…

Este post lo he tomado prestado de esta página: http://blog.rtve.es/carnecruda/2011/05/estado-de-coma-.html

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